El sobre peso y la obesidad, entendidos como un exceso de tejido graso acumulado, son un problema en aumento en nuestra sociedad y causa de pérdida de salud y calidad de vida.
Son muchos los factores que intervienen en este aumento de peso: malos hábitos de alimentación, sedentarismo, condicionantes genéticos, estrés… y, recientemente, se ha establecido también una relación con una mala cantidad y calidad de sueño.
Una reducción de las horas de sueño y sus consecuencias en la alteración de los ciclos de sueño son consecuencia de diferentes efectos que favorecen la ganancia de peso o mayor dificultad a la hora de perderlo.
Falta de sueño y aumento del apetito
Una carente cantidad de horas de sueño provoca un aumento de apetito y deseo de consumo de alimentos ricos en carbohidratos. Esto se debe a una alteración del balance energético, el aumento de la grelina y la disminución de la leptina.
Mayor dificultad en la pérdida de peso
En diversos estudios se ha observado que, bajo un régimen de adelgazamiento, la pérdida de peso es menor cuando el descanso es insuficiente. Asimismo, además de disminuir la pérdida de tejido adiposo, aumentaba la de tejido magro (músculo), lo cual no es nada recomendable.
Ciclos de sueño y vigilia y descanso
El sueño es una necesidad fundamental y básica que nos ayuda a reparar y recuperar. El sistema circadiano dicta los tiempos para cada una de las funciones fisiológicas del organismo y define los ciclos de sueño y vigilia. Durante cada uno de estos ciclos, se producen diferentes acciones fundamentales, dirigidas por variedad de hormonas, por lo que resulta crucial respetar los horarios y tener una correcta higiene del sueño.
Algunos consejos básicos son:
- Tener horarios regulares de descanso.
- No hacer la última comida demasiado tarde, pues puede interferir en el descanso.
- Evitar pantallas, teléfonos y luces blancas.
- Reducir el consumo de bebidas estimulantes.
- Practicar actividad física de forma regular.